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La Rodilla ! todo lo que tienes que saber.


Esta es una de las articulaciones que más se resienten con el paso de los años y el deporte excesivo, es por ello, que conocer su funcionamiento y componentes puede ser beneficioso tanto para rehabilitarnos de alguna lesión de rodilla como para prevenir.

Vídeo de la Articulación de la Rodilla

Comenzaremos con un gran ví­deo en el el que nos explican la anatomí­a de la articulación de la rodilla.

Anatomía de la Rodilla

Dentro de la patologí­a traumática, la rodilla es probablemente la articulación más estudiada, la pionera en el campo de la artroscopia, la que ofrece más patologí­a quirúrgica en un cómputo global que podrí­a abarcar también la sustitución protésica, acercándose a la cadera en indicaciones y resultados.
Presenta algunas caracterí­sticas que la diferencian del resto de las grandes articulaciones. La principal es que está compuesta por el juego de tres huesos, fémur, tibia y rótula. Los dos primeros conforman el cuerpo principal de la articulación, que soporta el peso corporal, y la rótula cumple una misión atí­pica, a modo de polea sobre la que se apoyan los tendones cuadricipital y rotuliano.
Es además una articulación bicondí­lea. Los dos cóndilos femorales ruedan sobre la superficie casi plana de los platillos tibiales. El apoyo de un hueso sobre otro es libre, sin topes óseos para mantenerla y necesita el amarre de los ligamentos.
Las superficies de contacto entre los huesos están cubiertas por una capa de cartí­lago. Todo el conjunto está envuelto por una cápsula articular, constituyendo un espacio cerrado. La cubierta í­ntima de la cápsula es la membrana sinovial, cuya misión principal es la secreción del lí­quido del mismo nombre, fundamental en la fisiologí­a articular con misiones de lubricación y defensa. El exceso de secreción da lugar a un acúmulo sinovial que causa aumento de la presión intraarticular y genera el molesto y conocido derrame.
Estudiaremos el conjunto muscular que rodea la rodilla, con puntos de inserción por encima y por debajo de ella, la irrigación arterial y el retorno venoso y el impuilso nervioso que hace posible la estimulación y, por tanto, el funcionamiento de esta maravilla de mecánica biológica, la chispa vital que consigue el movimiento.

HUESOS DE LA RODILLA

La rodilla, en realidad, no se compone de una sola articulación sino de tres:
  • Dos fémoro-tibiales, entre fémur y tibia
  • La fémoro-patelar, entre fémur y rótula
No describimos la articulación tibio-peronea superior que, al estar fuera del contenido capsular de la rodilla, puede ser considerada como una articulación independiente y diferenciada. Los huesos que componen la rodilla son, por lo tanto, fémur, tibia y rótula:
FEMUR
El fémur se extiende desde la cadera hasta la rodilla. Presenta una dirección oblicua hacia adentro, ya que la distancia entre las caderas es mayor que entre las rodillas. Para compensar en parte este acercamiento de ambos fémures al eje corporal, las tibias se separan. La rodilla adquiere así­ el aspecto de una articulación angulada hacia afuera, en valgo. El conjunto de los dos miembros inferiores deberí­a presentar, por lo tanto, la forma de una ?X?. Sobre esta forma habitual, fisiológica, existen variantes de las que hablaremos más adelante.
Es el hueso de mayor longitud del organismo y constituye por sí­ solo el esqueleto del muslo. En su extremidad superior se articula en la cadera con el hueso coxal, presentando partes anatómicas bien diferenciadas:
  • Cabeza
  • Cuello
  • Trocánter mayor
  • Trocánter menor
El extremo superior se continúa con el cuerpo del fémur, estructura tubular o diáfisis, de forma prismática, que sirve a la inserción de los músculos del muslo y transmite las lí­neas de fuerza desde el tronco a la rodilla.
Termina en el extremo inferior, el que, junto con la tibia, constituye la articulación principal de la rodilla. Está formada por dos eminencias óseas o cóndilos separadas por una rampa o tróclea femoral. Sobre esta tróclea desliza la rótula.
ROTULA
Es un hueso aplanado, de apariencia redondeada o, mejor, ovalada, que se prolonga hacia abajo por su vértice o polo inferior. Posee dos superficies:
  • Cara anterior, convexa, sirve de polea de reflexión a los tendones del cuádriceps y rotuliano.
  • Cara posterior. Orientada hacia el interior de la articulación, presenta dos facetas, interna y externa, que contactan con los cóndilos femorales correspondientes, adaptando su forma cóncava a la convexidad de los cóndilos.
TIBIA
Junto con el peroné forma el esqueleto de la pierna, aunque es el más robusto de los dos, el que soporta el peso corporal y transmite las lí­neas de fuerza desde rodilla a tobillo.
Su porción superior es una plataforma dividida en dos platillos, interno y externo, que sirven de apoyo a los cóndilos femorales.
La porción inferior tiene una eminencia o maléolo interno del tobillo. Junto con el maléolo externo del peroné constituye una auténtica pinza que abraza al astrágalo.
Tibia y peroné contactan también en su porción superior en una articulación prácticamente fija, ya que sólo puede realizar movimientos de deslizamiento.

CARTÍLAGOS DE LA RODILLA

Todas las superficies de deslizamiento articular están cubiertas por cartí­lagos protectores del hueso en las zonas de contacto. La fricción anómala, por mala coaptación de superficies o por sobrecarga, provocará alteraciones patológicas en estos cartí­lagos. El hueso, al perder su protección, también sufre daños estructurales. Todo la articulación sufrirá un proceso degenerativo, ocasionando con el tiempo una artrosis.
Existe, por tanto, una cubierta cartilaginosa para ambos cóndilos femorales, platillos tibiales y facetas rotulianas.
La capa de cartí­lago es más gruesa en los puntos de mayor fricción. En el fémur lo es en la porción media de los cóndilos y en la garganta de la tróclea. En la tibia aumenta en el centro de las cavidades glenoideas o platillos, y se adelgaza en la periferia.

Los Meniscos de la Rodilla

Los meniscos o fibro-cartí­lagos semilunares, interno y externo, constituyen otra forma de estructura cartilaginosa en el interior de la rodilla. Resultan esenciales en el juego fémoro-tibial. Por una parte, debido a su sección prismática, adaptan la superficie de los cóndilos, convexos, a la de los platillos, prácticamente planos. Por otra, debido a su consistencia elástica, son unos perfectos amortiguadores en la transmisión del peso a través de los huesos de la rodilla.
Tienen forma de C, ya que corren paralelos al borde exterior de los dos platillos tibiales. El interno es mayor y más abierto. El externo, en cambio, es más grueso.
Ambos meniscos poseen anclajes que evitan su desplazamiento y los mantienen en su posición periférica. Los cuernos, anterior y posterior, de ambos meniscos poseen inserciones propias. Además, todo el contorno externo del menisco está unido a la cápsula articular, lo que ayuda a mantener su posición.
El ligamento menisco-femoral sujeta el cuerno posterior del menisco externo a la escotadura intercondí­lea.
El ligamento transverso une por delante los dos meniscos.
ELEMENTOS DE CONTENCIÓN ARTICULAR
Toda articulación, para ser congruente y mantener unidos sus elementos, necesita de estructuras de cohesión. En la rodilla son:
  • Cápsula articularEs una vaina fibrosa que se extiende desde la extremidad inferior del fémur a la superior de la tibia, rodeando toda la articulación y dejando una solución de continuidad central, rodeando la rótula e insertándose en toda su periferia.
  • LigamentosSon refuerzos de la cápsula que se oponen a los desplazamientos articulares más allá del lí­mite permisible. Además de los ya mencionados ligamento menisco-femoral y transverso, son:
  • Ligamento lateral interno. Une fémur y tibia en su región interna e impide la apertura de la rodilla hacia el valgo.
  • Ligamento lateral externo. Se extiende desde la porción lateral del cóndilo externo hasta la cabeza del peroné. Impide el desplazamiento lateral de la rodilla hacia el varo.
  • Alerones rotulianos, refuerzos de la cápsula articular en su inserción rotuliana, fijan este hueso lateralmente a los cóndilos femorales. Existe, por tanto, un alerón interno y otro externo. El tendón del cuádriceps y el tendón rotuliano terminan de fijar la rótula en sentido vertical, hacia arriba y abajo respectivamente.
  • Ligamentos cruzados, anterior y posterior. Fijan fémur y tibia, impidiendo el desplazamiento de ambos huesos sobre el pivote central más allá del lí­mite de permisión. La descripción anatómica de su recorrido intraarticular, que expondremos a continuación, puede resultar complicada, difí­cil de entender, para el profano. Se simplifica mucho el concepto si imaginamos dos cordones que se cruzan en el interior de la rodilla. Uno, el cruzado anterior, va de delante atrás y de dentro afuera. El posterior va de atrás adelante y de fuera adentro.
El cruzado anterior se inserta en la espina tibial interna, recorre oblicuamente la escotadura intercondí­lea hasta su inserción proximal en un punto muy posterior y alto del cóndilo externo.
El cruzado posterior se cruza con el anterior en sentido antero-posterior y en sentido transversal. Desde su inserción anterior en el cóndilo interno, desciende oblicuamente por la escotadura intercondí­lea hasta un punto posterior de la superficie retroespinal.
MEMBRANA SINOVIAL
Es una membrana que recubre toda la cápsula en su cara profunda, rodeando la rodilla y formando fondos de saco en el contorno de las superficies femoral y tibial. Por delante cubre el paquete adiposo de Hoffa, almohadilla que rellena el espacio anterior de la rodilla, entre el intercóndilo y el tendón rotuliano.
Su misión fundamental es la secreción y reabsorción del lí­quido sinovial que baña el interior articular y constituye el medio de lubricación de todo el engranaje. En caso de inflamación, se segrega mayor cantidad de lí­quido del que se puede reabsorber, originándose el derrame.

MÚSCULOS Y TENDONES DE LA RODILLA

La rodilla es cruzada por varios grupos musculares provenientes del muslo y de la pierna. Según su función, podemos dividirlos en flexores y extensores.
EXTENSORES
  • El cuádriceps femoral está constituí­do por el recto anterior, vasto interno, vasto intermedio y vasto externo..
Todos ellos convergen en el potente tendón del cuádriceps, que se inserta en el polo superior de la rótula, se prolonga por encima de la rótula, y se convierte en el tendón rotuliano.
Su misión es la extensión de la rodilla. Debe lograrla manteniendo el equilibrio de la rótula, para que ésta deslice adecuadamente sobre la tróclea femoral. Cualquier alteración en este engranaje, es causa de los molestos problemas del aparato extensor, fundamentalmente alteraciones del cartí­lago rotuliano, causantes de numerosí­simas lesiones en el deportista.
  • La cintilla í­leotibial o fascia lata cubre el muslo lateralmente y se inserta en el tubérculo de Gerdy, prominencia ósea de la tibia, entre la tuberosidad tibial y la cabeza del peroné. Produce fuerzas de flexión o extensión dependiendo de la posición de la rodilla.
FLEXORES
Son músculos de la región posterior del muslo.
  • Semitendinoso.
  • Semimembranoso. Al igual que el semitendinoso, por su posición interna realiza una rotación interna de la pierna una vez que ha sido flexionada.
  • Bí­ceps femoral. Por su posición lateral, realiza una rotación externa tras la flexión.
  • La pata de ganso es la inserción tendinosa común de los músculos semitendinoso, recto interno y sartorio.
  • El músculo gastrocnemio (gemelos), también se inserta en la cara posterior del fémur y desciende hasta el talón, insertándose en el calcáneo por medio del tendón de Aquiles.
El poplí­teo, desde cóndilo externo a parte posterior de la tibia, además de flexionar la rodilla, le imprime una rotación externa.
ESTRUCTURAS NERVIOSAS Y VASCULARES
El tronco común del nervio ciático se bifurca antes de llegar a la rodilla en ciático poplí­teo externo, que rodea la cabeza del peroné, y ciático poplí­teo interno, que originan varias ramas colaterales y terminales. Las más significativas son los nervios peroneos y tibiales, susceptibles de lesión por estiramiento ante diversos traumatismos de rodilla, como luxaciones o fracturas.
La rodilla tiene una inervación propia formada por ramas articulares del nervio femoral, que llegan a la rodilla a través de los nervios de los vastos y del safeno. También existen ramas articulares de los nervios tibial y peroneo común.
La arteria poplí­tea se origina en la femoral y cruza por detrás el hueco poplí­teo, bifurcándose en la tibial anterior y el tronco tibio-peroneo. Cede varios terminales articulares. Los traumatismos de rodilla, fracturas y luxaciones, también pueden dañar esta importante arteria, dejando sin irrigación a la rodilla, pierna y pie. Su sección exige una reparación quirúrgica precoz para evitar la hemorragia y reponer el riego sanguí­neo.
La irrigación de la rodilla procede de una red anastomótica o genicular que consta de un plexo superficial y otro profundo. Los vasos que componen este plexo son:
  • rama descendente de la arteria circunfleja
  • rama descendente de la rodilla de la arteria femoral
  • cinco ramas de la arteria poplí­tea (arteria súperomedial, súperolateral, media, í­nferomedial e í­nferolateral)
  • tres ramas ascendentes de la pierna. (recurrente tibial anterior y posterior y circunfleja peronea)
Al sistema arterial acompaña el venoso, de retorno, que también puede ser lesionado en traumatismos de rodilla, aunque el daño no revista la misma gravedad. La hemorragia es más fácil de cohibir y el retorno sanguí­neo busca caminos alternativos a la vena dañada.
BURSAS
Son bolsas que cubren las zonas más protruyentes del esqueleto. Habitualmente vací­as, se pueden rellenar de un lí­quido seroso producido en su interior tras un estí­mulo traumático.
Aunque existen varias bursas en torno a la rodilla, mencionaremos tan sólo la prerrotuliana, por ser origen de una inflamación muy frecuente en deportistas y en población sedentaria.
La bursitis prerrotuliana también ha sido llamado mal de monjas o mal de fregonas por ser dos colectivos en que es frecuente adoptar la posición de rodillas. La fricción directa contra el suelo causa la bursitis o inflamación de la bursa.

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